Sabe que la hora de Matemática es un calvario para la mayoría de los alumnos; que a muchos les cuesta enormemente resolver problemas; que los números provocan pesadillas y que aprender la proporcionalidad directa es casi una utopía. Hace 20 años que María Isabel Díaz enseña Matemática en la Escuela de Bellas Artes. Antes instruyó en forma particular a cientos de estudiantes de distintos cursos que se habían llevado la materia a rendir. Por eso, reconoce que su gran desafío es hacer que los chicos se amiguen con los números. "Para aprender primero hay que entender", advierte.

Para los que inician la secundaria (ex 7º grado o 1º año del ciclo básico del secundario) las clases de Díaz son llamativas. En vez de tomar pruebas de diagnóstico, hace que los alumnos enfrenten juegos como el sudoku, que ayuda a ejercitar la capacidad de concentración y la agilidad mental. Esta estrategia es usada por Díaz al inicio del curso, como para ir introduciendo a los chicos en el complejo mundo de los números.

El sudoku es un juego de ingenio que requiere mucha concentración, justamente lo que le falta a los adolescentes. De hecho, los profesores de Matemática se quejan frecuentemente de que los alumnos son dispersos y perezosos para pensar, y que -por obra y gracia de Internet- cada vez lo hacen menos. Díaz explica que durante un mes o dos la tarea para la casa es resolver un sudoku.

El objetivo del juego es rellenar una cuadrícula de 9×9 celdas divididas en subcuadrículas (también llamadas "cajas" o "regiones") de 3×3 con las cifras del 1 al 9, partiendo de algunos números ya dispuestos en algunas de las celdas. La clave es no repetir ninguna cifra en una misma fila. De alguna forma el sudoku se basa en la búsqueda de la combinación numérica perfecta. Profesores de todo el mundo lo recomiendan como método para desarrollar el razonamiento lógico, según sostiene la docente. "A los chicos les hacen falta recursos para entrenar su mente; la resolución de problemas es una herramienta que ayuda a desarrollar la intuición, a través del ensayo y el error", señala.

Díaz explica que el segundo objetivo de su planificación es desarrollar la capacidad de análisis y la observación. "Los chicos se espantan ante una clase de matemática basada únicamente en la argumentación", sostiene. Por ello reconoce que a las pruebas de diagnóstico que se hacen en los primeros meses del año las usa para dar juegos y más juegos. Con estas experiencias Díaz ha logrado además algo esencial para el aprendizaje y que es la clave de por qué sus alumnos no se martirizan más con los números ni con la geometría.

"Cuando el alumno se engancha a través del conocimiento con su profesor siente que no puede fallarle; tenés que estudiar, y los chicos responden a ese estímulo", afirma.

Las clases de matemática (tienen cinco horas en la semana) son como ir al gimnasio mental. "En la escuela primaria es fácil confundir saber con entender, y con las nuevas herramientas como las netbooks se pueden hacer muchas cosas, aun cuando no estemos en red", explica la docente. Ella reconoce que hoy por hoy los chicos no se enganchan con el método tradicional. "Hay que estar actualizados -destacó-. Ese es el desafío del docente: prepararse para, por lo menos, estar al mismo nivel que sus alumnos respecto del manejo de las nuevas tecnologías".

Los chicos dicen...

Te agiliza mucho la mente.- "Cuando tenés que rendir ingreso, como en la Escuela de Bellas Artes, ahí te das cuenta las falencias de la primaria, sobre todo en Matemáticas. En Artes son fundamentales las matemáticas y la geometría. En el primer año estuvimos jugando más de un mes al sudoku; al principio nos preguntábamos qué pasaba con la profesora. Incluso llevábamos a casa tareas de sudoku y muchos padres se enganchaban. Al final entendimos para qué servía: te agiliza mucho la mente, y la capacidad de concentración, que nos cuesta mucho". (Ana Sofía Matías, 13 años)

Aprendimos a razonar.- "Matemáticas es fundamental no sólo para sostener las otras materias, sino para la vida cotidiana, y en el arte es esencial. En cerámica, en dibujo y en modelado debemos enfrentarnos con las medidas, los volúmenes y la perspectiva. Todo es matemática. Con la profesora Isabel aprendimos a razonar, y para razonar necesitás comprender, porque un argumento no sólo se sostiene con palabras sino con la comprensión. En la primaria la resolución de problemas se basa en las operaciones básicas, y con ese aprendizaje no alcanza. Además es fundamental que haya buena onda con tu profesor; por más que el contenido sea muy complejo, aprendés". (Emiliano Anachuri, 13)

Abrimos la mente.- "Además de las estrategias que aplican los docentes, creo que es importante tener en cuenta nuestra madurez. Yo creo que el que dice que no entiende matemáticas es porque no tiene actitud para ningún aprendizaje complejo. Cada año hay que hacer un esfuerzo superior con nuestra mente, no se trata de estar en clase con la mente pasiva. Con la profe Isabel abrimos la mente, la dejamos en libertad, nos da la posibilidad de equivocarnos sin que ello signifique un aplazo". (Mariana Colomo Reinés, 13)